Cuando de camino a Cuernavaca o Acapulco para pasar una merecida estancia, y salir de Ciudad de México, aprieta el hambre, son muchos los que hacen una parada para comer en los puestos que se concentran en la carretera 95D a la altura de Tres Marías.
Tres Marías es una población del estado mexicano de Morelos, en particular en el municipio de Huitzilac («Uitzilac» significa «en agua de colibríes» o chupamirtos), y en el extremo noroeste del estado, muy cercana con el límite con la Ciudad de México.
La carretera Ciudad de México – Cuernavaca es famosa por la denominada «Pera» una curva de casi 180 grados que parece sacada de un circuito de Fórmula Uno en vez de una autopista de pago. Por eso, aprovechando que tendremos que reducir la velocidad no es mala idea parar para desayunar en Tres Marías.
Huitzilac fue parte del señorío de Cuernavaca, y del marquesado del Valle de Oaxaca durante la conquista española. Al encontrarse en el camino de la costa oeste y ciudad de México fue una población floreciente, pero con la llegada del ferrocarril a finales del XIX vivió un declive, convirtiéndose en una zona de paso con la construcción de la carretera que une la capital con Acapulco.
El origen del topónimo Tres Marías es tan desconocido que diferentes leyendas se transmiten como si todas fuesen ciertas. Lo mismo dicen que uno de sus primeros pobladores bautizó a sus tres hijas como María, y por ende eran las Tres Marías; que se cuenta que a principios del siglo XX se encontraba aquí un campamento de trabajadores ferroviarios y cuando en 1903 pasó el primer tren de pasajeros desde Ciudad de México, se hizo un discurso de inauguración brindando en honor de las esposas que se llamaban María, las tres Marías.
¿Dónde comer?
Son numerosos los puestos que nos invitan a entrar, al grito de «Rico desayuno», «Pásenle», «Tenemos quesadillas, pancita, pozole». Y casi siempre cuesta elegir. Pro eso hemos querido destacar uno que hemos visitado y probado en primera persona, los Alcatraces.
Nada más salir del coche el clima subtropical húmedo con sus inviernos bien definidos y fríos nos obliga a ponernos la chamarra. No olvidemos que estamos a unos tres mil metros de altura. De modo que lo primero que apetece al entrar a comer es un pozole o pancita.
Y es que los puestos de antojitos de Tres Marías sirven para saciar apetito y cargar pilas. Los ingredientes frescos con los que se elaboran las tortillas, o las quesadillas de flor de calabaza, chicharrón, rajas, pollo, picadillo, sesos o de los hongos huitlacoche o cuitlacoche, garantizan que el sabor es realmente auténtico. Todo acompañado de café de olla, atoles, champurrados o aguas frescas.
En los Alcatraces se nota que las señoras son patrimonio humano, reproduciendo los platillos que han aprendido de generación en generación. Además el puesto es limpio y la hospitalidad y amabilidad son sello de la casa.