Rodeando la Ciudad de México y el Distrito Federal, el Estado de México se antoja perfecto para conocer los alrededores de la capital del país. Sus cinco pueblos mágicos (Tepotzotlán, Valle de Bravo, Malinalco, el Oro y Metepec), los santuarios de mariposas Monarcas o el recinto arqueológico mexica de Teotihuacán se divisan una vez que dejamos la inmensa urbe de DF, dejando atrás el asfalto y dando paso a una naturaleza prodigiosa, donde enseguida olvidamos el frenesí de los coches y la polución.
Desde uno de los puntos más sugerentes del Estado de México, el denominado Paso de Cortés, punto entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl por el que el conquistador español atravesó el país desde la costa para llegar a Tenochtitlan -la actual DF-; tenemos una de las mejores visiones del Estado.
Pueblos mágicos y ciudades que ver en el Estado de México
Toluca es la capital del estado, una ciudad colonial pero que se ha modernizado, con la Catedral de San José de Toluca levantado sobre el convento franciscano de la Asunción como principal edificio, alzado en 1870 a semejanza de las basílicas romanas. El Jardín Botánico tiene además en la gigantesca cristalera del Cosmo Vitral otro de los lugares sugerentes.
El Pueblo Mágico de Tepotzotlán hace gala de su arquitectura colonial del virreinato hispánico con sus calles empedradas. Su joya más emblemática es el Templo de San Francisco Javier, patrimonio de la Humanidad y sede del Museo Nacional del Virreinato. Un paseo por la tranquila ciudad provinciana nos conducirá a su mercado, donde los ojos se nos van detrás de las quesadillas, sopes, pambazos y tacos preparados con maestría, y a la plaza de las Artesanías, punto recomendado para hacer las compas de objetos confeccionados por los hábiles artistas de Tepotzotlán.
La tradición alfarera de Metepec cerca de Toluca ha adquirido un prestigio en todo México, y sus figuras de barro del Árbol de la Vida, uno de los símbolos más representativos del sincretismo indígena y religioso, son emblema de este pueblo mágico. En los barrios de Santiaguito, Santa Cruz, San Miguel, San Mateo, o el Espíritu Santo familias enteras se dedican a la alfarería y la elaboración de los Árboles de la Vida.
Durante la celebración del día de muertos en noviembre Metepec se llena de ofrendas que colocadas en la escalera de la colina de la Capilla del Calvario recrean una pirámide de sentimientos con el recuerdo a los difuntos. Entre los alimentos que se colocan a «los espíritus de los muertos» está la garrañona, una bebida típica de Metepec, destilada a partir de hierbas en infusión de alcohol y de frutas.
Otro de los pueblos mágicos tiene en su nombre y su tradición minera la razón de su inclusión en el listado de pueblos especiales de México, el Oro. La fiebre del oro que se desató cuando las pepitas afloraron gracias a las empresas mineras inglesas produjo el crecimiento del pequeño pueblo, que se renovó con edificios de diferentes estilos como el Teatro Juárez y el Palacio Municipal que siguiendo las líneas del art nouveau o neoclásicas formaron un conjunto monumental al que se añade la estación de tren y el museo de la minería. En los alrededores hallamos la presa Brockman, lugar de esparcimiento tranquilo.
Al suroeste del estado de México encontramos Valle del Bravo, en torno al lago artificial del embalse de la Presa Miguel Alemán, que se ha convertido en «oasis» de los residentes del DF que salen para refrescarse practicando actividades de deporte en sus aguas.
Malinalco a diferencia de los otros pueblos mágicos del Estado de México recibe su importancia de su zona arqueológica. El cerro de los Ídolos donde se encuentra el antiguo recinto ceremonial azteca con el Santuario de los Guerreros Águila y Jaguar. La vegetación circundante es tan frondosa que nos da una idea de cuan variada es dentro de un mismo estado, frente a la aridez de la flora de Teotihuacán.
Sin tener el sello que los distingue como pueblos mágicos, en el estado de México existen otras ciudades que merecen nuestro interés, una de ellas es Ixtapan de la Sal. Desde tiempos de los pueblos matlatzincas se comerciaba con sal mediante trueque. Hoy es una ciudad con aires de pasado colonial, moderna y segunda residencia de toluqueños y citadinos que buscan relax en las aguas de sus balnearios, en sus campos de golf en el el Parque Acuático Ixtapan, uno de los más grandes de toda Latinoamérica. A las afueras otro pueblo colonial, Tonatico complementa a Ixtapan de la Sal, albergando las Grutas de la Estrella.
Una propuesta de actividad que puede encantar a los niños es visitar Burrolandia, el santuario de burros de Otumba, creado como una asociación sin ánimo de lucro, que lucha por preservar la especie de burros en México.
Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca
El estado de México es una alternativa del pujante ecoturismo, con ofertas de turismo activo en paisajes de naturaleza como los santuarios de las mariposas monarcas que cruzan miles de kilómetros cuando se acerca el invierno en Canadá. Uno de ellos es el de San José del Rincón donde cuando los pinos y los abetos pierden su color verde y se visten de ocre las mariposas cubren como una manta los árboles. Otros de estos santuarios son el de Piedra Herrada cerca de Valle de Bravo y Ejido el Capulín en La Mesa cerca del Pueblo Mágico el Oro.
Arqueología y yacimientos en el Estado de México
Los yacimientos arqueológicos del estado de México tienen en Teotihuacán su máximo exponente, cuyas pirámides aztecas son uno de los puntos más visitados de todo el país, si bien es cierto que hay otros menores como la zona arqueológica Teotenango (en Tenango del valle) o el de Santa Cecilia Acatitlan.
La impresionante Calzada de los Muertos de la «ciudad donde los hombres se hacen dioses» conduce durante nuestra visita a las pirámides del Sol – la segunda más grande de México-, de la Luna y de la Serpiente Emplumada. La antigua metrópoli de Teotihuacán fuer uno de los centros ceremoniales más importantes de las culturas prehispánicas.
Dos sugerencias más del Estado de México son los pueblos de Amanalco, que se asienta en la sierra del Nevado de Toluca en un paraje montañoso donde los riachuelos descienden por barrancos que se aprovechan para hacer descenso de cañones, rappel y deportes de montaña. Y Tlalpujahua, también en zona montañosa minera pero al norte del estado, con arquitectura colonial y artesanía navideña prestigiosa.