El nombre maya de Tixkokob podría causar una cierta desazón si lo traducimos a español, «Culebra venenosa de Kokob» o «Lugar de víboras ponzoñosas«, pero este rincón del estado de Yucatán tiene varios motivos para acercarnos a conocerlo.
Podemos empezar diciendo que en la zona está uno de los yacimientos arqueológicos menos conocidos y al mismo tiempo más sorprendentes, Ake. O que podemos pernoctar en varias haciendas henequeneras que nos permiten conocer el pasado colonial de Yucatán. También podríamos destacar que podemos ver en vivo cómo se elaboran las hamacas de forma manual y artesanal, o que podemos probar una de las mejores cochinitas Pibil de todo el sureste.

Tixkokob está localizada en el centro-norte del estado de Yucatán, tan solo 22 km de la ciudad de Mérida, lo que lo convierte en una excursión perfecta para los que estén buscando un emplazamiento cercano y que podemos combinar con algún cenote.
Historia de Tixkokob
Camino de Mérida, la antigua población de Thó en 1541, el Capitán D. Francisco de Montejo (el hijo, por diferenciarlo del padre cuyo nombre era igual), presentó batalla a los mayas del cacicazgo de ceh pech.
La derrota de la población local dejó un campo regado de cadáveres, preludio de lo que sería el destino de muchas poblaciones que intentaron oponerse a los conquistadores. Apenas ocho años después, en 1549, un documento colonial ya recoge que en Tixkokob 540 indígenas tributaban al encomendero virreinal Francisco de Montejo y León «el Mozo».
Restaurante Pueblo Pibil
Pueblo Pibil es mucho más que un restaurante especializado en comida yucateca. Su concepción del proyecto, filosofía y respeto por las formas tradicionales de cocinar bajo tierra, lo ha llevado a ser reconocido como uno de los mejores lugares para probar recetas ancestrales transmitidas de forma oral durante generaciones.

El estilo pib, como se dice en lengua maya, es un estilo tradicional que consiste en enterrar la comida para su cocción lenta. De hecho la palabra pib quiere decir hueco o agujero y la carne de puerco negro -introducido por los españoles desde Asia- se cuece bajo tierra durante más de 15 horas, en fuego prendido con maderas chukum y catzín, con hojas de roble y jabín.
La encantadora casona colonial del siglo XVIII restaurada por la familia Lara Puerto es un viaje visual para recuperar esos siglos de intenso intercambio y asimilación de dos mundos que se cruzaron y fusionaron. El Maestro Pibil Silvio Campos, transmitió su conocimiento a su hijo Silvio y éste, a su vez, a su hija, la Chef Maestra Pibil Silvia Campos Lara, quién se ha convertido en un referente culinario de la gastronomía yucateca.
Los comensales pueden asistir al «desenterramiento» de la comida, que como el resto de la preparación de los platos tiene su técnica y arte. El conocido como Maestro Pibil saca a la luz una comida que antes de ser degustada ya la estamos saboreando con los ojos y el olfato.

Confección de hamacas
Los talleres de hamacas artesanas hechas a mano en Tixkokob son muy apreciados por la calidad y acabados. Cada persona que las confecciona tiene su estilo o influencia y ninguna hamaca es igual.

La tradición de elaborar las hamacas ya existía al menos dos siglos antes de la llegada de los españoles, pero en la época colonial se hicieron célebres las de Tixkokob, siendo la artesanía en la que más se han especializado.
La palabra hamaca proviene del taíno -lengua de las islas del Caribe-, que quiere decir «red para pescado». Los mayas tejían las hamacas con la corteza del árbol Hamak y más tarde con la plata de Sisal.
Al eclosionar la producción del henequén, empezaron a tejer usando esas fibras mezcladas con algodón. Actualmente es el hilo de Nylon el material más usado en la confección artesanal de hamacas yucatecas. Se tejen con un bastidor y aguja de madera o hueso, logrando el dibujo y la densidad de hilado que también determinan el precio final.

Con la intención de conocer más sobre el proceso de confección hemos visitado uno de los talleres, Hamacas El Charrito, muy cerca del restaurante Pueblo Pibil.
A nosotros nos costó elegir entre tantos patrones, combinaciones de colores y tipo de hilo. Las hay individuales, dobles, con forma de columpios o sillas, pero todas buscando el confort de los que duerman en ellas o simplemente echen una siesta por la tarde.
Yacimiento arqueológico de Ake
Cerca del pueblo de Tixkokob encontramos las ruinas de la ciudad de Aké, que aún estando cerca de Mérida no son muy conocidas.

Aké (lugar de bejucos en maya) fue un enclave maya de gran importancia política durante el período Clásico, entre el 250 y el 900 d.C.. La ubicación estratégica entre entre Izamal y la antigua ciudad de Thó (actual Mérida), permitía controlar el territorio entre ambas. Estuvo activa hasta el año 1450 d.C. y son destacables edificios como El Palacio con filas de columnas de piedra en su parte alta, ya estudiados por John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood en 1841.
Los arqueólogos han distinguido en las excavaciones el sacbé (camino blanco prehispánico) que con 32 km. de largo, unía Aké con Izamal, y han resaltado los muros que rodeaban la ciudad, destinados o bien a la defensa o al control de las mercancías y comercio.

Junto al yacimiento se alza la hacienda henequenera San Lorenzo Aké, en la que aún se trabaja el henequén. Otras antiguas haciendas cerca de Tixkokob que podemos visitar son Katanchel, San Antonio Millet, San José Cholul, Kanyunyu, Nohchan, Santa María Chí y Oncan.